Una película del tipo de 'De óxido y hueso' es de las más difíciles de calificar. Es una película que es tan perfectamente consciente (consciente de sus intenciones, consciente de sus manipulaciones, consciente de su impacto) que describir su impecabilidad puede resultar agotador pero también satisfactorio. Es un retrato del dolor, de que todos podemos llevar dolor sea físico o emocional. Jacques Audiard, director de la estupenda 'Un profeta', crea su propio camino hacia un nivel de comprensión que, probablemente, pueda ser más apreciado y tenido en cuenta por aquellos que han llegado hasta el mismo límite de perder todo lo que apreciaban. Para aquellos de nosotros que tenemos la suerte de no conocer ese tipo de dolor y para aquellos de nosotros que no tienen miedo de sentir ese dolor, Audiard hace que sea posible para que podamos tener una idea de cuan impactante que el dolor puede ser.
La pelicula sigue la historia de Ali (Matthuas Schoenaerts), un errante, un hombre desilusionado e irresponsable a cargo de su hijo y claramente mal preparado para esa tarea. Más tarde se encuentra con Stéphanie (Marion Cotillard), la cual sufre un fatal incidente que a su vez está muy bien minimizado. Sus vidas y pasiones poco a poco se entrelazande y de una manera brillante y creíble, la relación defectuosa e inconsistente empieza a desarrollarse. En muchos aspectos son totalmente incompatibles pero en otros encajan a la perfección: Ella paralizada de cuerpo y mente a través de la melancolía y él liberado y apaciguado solo a través de la ira y la violencia. La relación entre ambos es de beneficio mutuo y errática, ya que cada uno de ellos está 'roto' a su manera. La amistad va y viene entre sentir lástima y la emoción genuína, sincera y alegre de muchas veces. No es algo simple. Quieren empezar a tratar de conducir sus vidas con una ausencia general de responsabilidad. El trayecto no es fácil.
Su enfoque es más bien tristemente realista de las relaciones adultas, siendo irónicamente la mejor razón para ver este drama en el cual el destino desata desastres personales a su manera. Es un retrato casi asombrosamente auténtico de dos almas sin rumbo que se encuentran en medio de calamidades inesperadas y el drama que la vida ha lanzado contra ellos. Es también la antítesis de las historias de amor. Ali y Stéphanie no se encuentran, se enamoran, se pelean, rompen, vuelven a conectar y luego ¿felices para siempre?. Su vida es demasiado complicada y delicada para eso.
Para una película de estas carácterísticas es imprescindible contar con actores que sepan transmistir todas esas emociones. Marion Cotillard y Matthias Schoenaerts están espléndidos. Sufren cada momento y viven sus personajes transmitiéndolos totalmente. Schoenaerts es un actor que nunca había visto antes. Logra una actuación sorprendente de un personaje que en apariencia es solo un matón pero que a medida que avanza nos golpea emocionalmente, de igual manera que golpea de manera desgarradora esos puños en el hielo. Marion Cotillard es una actriz impecable y sin duda con 'De óxido y hueso' logra la mejor intepretación que la he visto. Su Stéphanie es fría pero nunca siente lástima de sí misma. Es una mujer que puede entrar en una discoteca llena de gente mostrando sus lesiones recientes con plena confianza para luego cubrir discretamente esas heridas minutos después. Es un ejercicio de equilibrio emocional y total ausencia de miedo. Además, Cotillard tiene una gran capacidad de presentar cualquier emoción con la cara sin dejar de ser estoica. Su depresión está maravillosamente retratada y sus breves momentos de alegría después de su terrible incidente son bienvenidos dado el carácter sombrío del guión. Su actuación física también se pone a prueba ya que ella es incapaz de utilizar partes vitales de su cuerpo. Me impresiona cuando un actriz hermosa juega con su apariencia del modo que lo hace Cotillard en esta película. Todos sabemos lo atractiva que es pero aquí va en contra con un aspecto monótono y melancólico. Las escenas de sexo son muy tiernas y cariñosas a pesar de la inseguridad de los personajes. Aunque al principio parece algo piadoso, después se convierte en algo mucho más sensual y la cámara enfoca en ciertas partes del cuerpo roto de Cotillard y aún sí llega a ser muy hermoso.
También hay que darle crédito a los efectos especiales, imponentes que me han recordado a los utilizados con Gary Sinise en 'Forrest Gump'. Es evidente que a veces las cosas no se pueden ocultar en el interior de las sillas o filmando desde ciertos ángulos y ahí es donde entran en juego esos efectos especiales tan inapreciables. Eso es lo bueno que tienen. Finalmente, 'De óxido y hueso' puede resultar una película difícil de ver pero hermosa ya que cuenta con un par de personajes dañados que están fantásticamente actuados por Schoenaets y Cotillard. Hay momentos difíciles pero también momentos de amor y belleza. Una película digna de ver.
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